Si bien la magdalena tradicional es de origen francés, su consumo se ha extendido mayoritariamente por España donde es apreciada en distintas formas según recetas locales, variaciones más o menos creativas...etc. Pero un muffin, de origen inglés y fama estadounidense, es distinto; se incluye tradicionalmente en panadería, no en repostería y a diferencia de la magdalena se elabora con mucha menos azúcar añadiéndose además ingredientes diversos como frutos, secos o naturales, chocolate, caramelo, especias, café...de todo.

Lo cierto es que elaboración es facilísima, barata y el resultado siempre merecerá la pena, sobre todo si se tiene claro que no se trata de un bollo dulce sino de un pan enriquecido y servido en porciones pequeñas.
Hoy propondré aquí una receta que ha funcionado a la perfección y si bien ser exacto en las cantidades es importante, podremos variarlas un poco según nuestro gusto.
Para 10 muffins de tamaño normal:
200 grs. de harina
2 Huevos
55 grs. de mantequilla derretida
55 grs. de azúcar morena (o azúcar blanquilla)
1 1/2 cucharada de levadura en polvo
1 cucharadita de nuez moscada
1 cucharadita de sal
200 grs. de frutos del bosque
175 cl de leche (preferiblemente semi-desnatada)
1 cucharada de azúcar glasé para espolvorear
Los frutos del bosque pueden conseguirse fácilmente en los mercados ya que se venden congelados en bolsas de 3 o 4 kg, aunque podremos adquirirlos por peso según la cantidad que necesitemos. A la hora de utilizarlos deberán estar totalmente descongelados y a temperatura ambiente.
Necesitaremos dos boles. En el primero pondremos la harina, la levadura en polvo, la sal, el azúcar y la nuez moscada. Mezclamos todo bien.

Introducimos el contenido del segundo bol (liquido) en el primero donde se encuentran los ingredientes secos y revolvemos bien. Quedará una pasta muy ligera, casi liquida con grumos pero no debemos batirla demasiado porque en este caso los muffins quedarían más duros y pesados. En este punto añadimos los frutos del bosque (incluyendo el agua resultante de su descongelación) y continuamos revolviendo la pasta.
Ahora sólo queda introducirlos en el horno. Éste deberá haber sido pre-calentado unos 15 minutos antes de usarlo a 220º. Bajamos la temperatura a 200º e introducimos los moldes en el nivel más bajo del horno. Los dejamos en el horno, sin abrir, unos 17-20 minutos.
Y listo, los sacamos del horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla. Antes de servirlos podremos espolvorearlos con azúcar glasé, azúcar de vainilla, chocolate...etc. Buenísimos.